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martes, 30 de agosto de 2016

historia de Alfa Romeo


1910-1920
Génesis del “Cuore Sportivo”
Alfa Romeo 24HP
La leyenda comienza en 1910, cuando Ugo Stella compra las acciones de la Sociedad Italiana de Automóviles Darraq, sede productiva italiana de un constructor francés de automóviles. La primera sede está en la periferia noroeste de Milán y la empresa se llama “Anonima Lombarda Fabbrica Automobili”, A.L.F.A.
El mismo año surge el primer automóvil: el 24HP, diseñado por Giuseppe Merosi. El 24HP versión “Corsa” debuta en la Targa Florio de 1911. La primera marca Alfa Romeo está compuesta por dos símbolos milaneses: la serpiente (“Biscione”) de los Visconti sobre fondo azul y la cruz roja sobre fondo blanco del estandarte del municipio de Milán, encerradas en un círculo metálico con las inscripciones “ALFA” y “MILÁN” separadas por dos nudos saboyanos.
En 1915, tras la entrada de Italia en la primera guerra mundial, ALFA es adquirida por el industrial napolitano Nicola Romeo, que modifica su producción, orientándola hacia el conflicto. Del apellido del empresario, nace el nuevo nombre de ALFA y un nuevo emblema. 
1920-1930
Nuevo nombre, nuevo emblema
Alfa Romeo RL
Los automóviles vuelven a ser los protagonistas: en 1920 ve la luz el primer coche con la marca Alfa Romeo: el “Torpedo 20-20 HP”. Con la primera victoria en Mugello de Campari al volante de un 40-60 HP, Alfa Romeo sienta las bases de su leyenda deportiva. En el mismo año, entra Enzo Ferrari en Alfa Romeo y enseguida conquista, con el 40-60 HP, un segundo puesto en la Targa Florio.
En 1921 Merasi diseña el modelo que dará fama a Alfa Romeo en todo el mundo. El RL del que se fabrican 2640 unidades. Se prepararon además derivados de mayor potencia, el RLT (Turismo) y el RLS (Deportivo).
En 1929 nace en Módena la Escudería Ferrari, que hasta 1938 mantendrá una íntima relación con Alfa Romeo. Enzo Ferrari gestiona en exclusiva los vehículos de competición del Biscione: la sección carreras de Alfa. El éxito es inmediato con un primer puesto en las Mil Millas al volante de un 6C 1750. Este modelo consiguió salvar a la compañía de una grave crisis producida por el mal momento económico. En 1928 Nicola Romeo dejó la compañía, que estaba a punto de cerrar.
1920-1930
La edad de oro
Alfa Romeo 8C
En los años treinta Alfa-Romeo adquiere gran presencia comercial con una magnífica red de venta y asistencia técnica en Francia, Inglaterra, España, entre otros paises. En 1932 toma el control de la dirección Ugo Gobbato, que reestructura los departamentos. En esta década vieron la luz modelos como el 6C-1900, 6C-2300, 8C-2300 o el 8C-2900, que fue considerado "El coche más rápido y bello del mundo". 
1930-1940
Guerra y posguerra
Alfa Romeo 6C 2500 Freccia d'Oro
Con la entrada de Italia en guerra, Alfa Romeo se encuentra sumergida en numerosas dificultades de organización. Los coches –para huir de los bombardeos y requisiciones– se esconden en Melzo, en el interior de una fábrica. Los suministros se vuelven cada vez más escasos, mientras las factorías sufren tres ataques aéreos en 1940, 1943 y 1944.  En 1945 se consigue relanzar la producción pero, no pudiendo fabricar otra cosa, los empleados producen cocinas eléctricas o muebles metálicos. El único modelo producido en los años 40 fue el 6C-2500. En 1946, Orazio Satta Puliga se convirtió en el Jefe de Diseño de Alfa Romeo y su primera aportación fue el 6C-2500 S Freccia d'Oro.
1950-1960
Renacer de Alfa
Alfa Romeo 1900 C52 -Disco Volante-
En los década de los cincuenta, Alfa Romeo dedicó su mayor esfuerzo en reactivar la producción de vehículos. Los nuevos modelos son un alarde de la industria italiana y representan el "made in Italy". Entre otros, destacan los modelos 1900 (“El coche familiar que gana carreras”), o el Giulietta en la versión coupé Sprint, con una línea juvenil y dinámica diseñada por Bertone. Los vehículos deportivos, como el 1900 Sport -Disco Volante- participan en las categorías Turismo de los distintos campeonatos europeos. En 1957 suman hasta 142 victorias. En 1958, Alfa Romeo firmó un contrato con Renault para construir el sedán “Dauphine”.
1960-1970
La Alfa-pasión se contagia

Alfa Romeo 1600 Spider Duetto
En 1960 comienza la construcción de la planta de Arese. El primer vehículo fabricado será el Giulia, del que se venderán más de un millón de unidades en las distintas versiones. El Giulia es una berlina de tres volúmenes con una línea inédita de cola truncada, original diseño que enseguida se convertiría un gran éxito. Su gama se extenderá con el coupé (Giulia Sprint GT), y el célebre Spider (1600 Spider “Duetto”). Diseñado por Pininfarina, el 1600 Spider con la mecánica del Giulia, es uno de los modelos más representativos. El automóvil detenta otro récord: es el más longevo de los Alfa Romeo, con 26 años de producción. Su resonancia es mundial con la película "El graduado" y Dustin Hoffman, lo cual también le da fama en los Estados Unidos.
1970-1980
Comienza el declive
Alfa Romeo Alfetta
Los años setenta se caracterizaron por la colaboración entre Alfa Romeo y los mejores diseñadores italianos: Zagato, Pininfarina, o Bertone. Esta relación dio sus resultados en modelos tan reconocidos como el Montreal, Alfasud o el Alfetta.
A mediados de los setenta comienza el declive a causa de la crisis del petróleo de 1973 que afectó en gran medida del sector del automóvil. Los precios del combustible aumentaron drásticamente y, como resultado, las ventas de turismos registran una dramática reducción. Estas dificultades se traducen en una responsabilidad sustancial para actualizar los modelos más antiguos y lanzamiento de nuevos vehículos.
1980-1990
Tocando fondo
Alfa Romeo 75
El período comprendido entre finales de los ochenta y principios de los noventa se caracterizó por la presencia, en la gama Alfa Romeo de modelos obsoletos y anticuados deteriorando la imagen de la marca, sobre todo en el ámbito internacional. Un punto de inflexión que mejoró temporalmente la situación fue 1983, con el lanzamiento del nuevo modelo que reemplazó al Alfasud, el Alfa Romeo 33. La firma se encontró en una situación en la que le faltaba el dinero para renovar de manera radical la gama. Más adelante, la dirección decidió lanzar al mercado un nuevo buque insignia, el Alfa Romeo 90, que debutó en el mercado en 1984 y sustituyó al Alfetta.
La luz al final del tunel vino de la mano del Alfa 75. Presentado en mayo 1985, el Alfa 75 es el último modelo de tracción trasera. Su estilo, junto con sus prestaciones, supusieron un gran éxito comercial. Las versiones del 75 continuaron hasta 1992 en un crescendo de evoluciones estéticas y técnicas. Gracias a la inclusión de Lancia en el grupo Fiat, se introdujo en 1987, el Alfa Romeo 164, la nueva berlina de alta gama que utiliza el mismo chasis utilizado en el Fiat Croma, Lancia Thema y Saab 9000
1990-2000
Un soplo de aire fresco
Alfa Romeo 156
El primer modelo diseñado y desarrollado en esta década fue el 155, que se introdujo en 1992. Basado en una plataforma utilizada por el Fiat Tempra y Lancia Dedra, el 155 no fue recibido con devoción por parte de los alfistas. Los motivos para ello: el cuestionable diseño, el motor derivado del grupo Fiat, o el abandono de la tracción trasera, a pesar de algunas soluciones mecánicas finas que lo caracterizaron como la tecnología de la tracción total Q4, derivado del Lancia Delta Integrale.
Poco después fueron lanzados los modelos que reemplazaban al Alfa 33, es decir, el 145 y el 146. 1995 fue también el año de aparición de dos modelos con nombres históricos: El GTV y el Spider. El año decisivo para Alfa Romeo, sin embargo, fue en 1997, con la introducción del 156. El Alfa Romeo 156 reemplazó al 155 y marcó una ruptura con los Alfa del pasado, marcando el inicio de un nuevo concepto de estilo que se aplica a los modelos venideros. En 1998 terminó la producción del 164 que fue reemplazado por el nuevo buque insignia de la casa, el Alfa Romeo 166.
2000-2013
Un nuevo milenio
Alfa Romeo 8C Competizione
El nuevo milenio para la casa del Biscione trajo la prosperidad comercial. Modelos como el Alfa 147, 159, GT, Brera o Spider suponen un gran aumento de ventas para la firma. En 2007 llegó el debut del 8C Competizione, comercializado de forma limitada, con 500 ejemplares vendidos. El coche fue un gran éxito y por ello, el grupo Fiat decidió realizar una versión Spider, que entró en producción en 2009. Una vez más, se produjeron 500 unidades. En 2008, se suma a la lista, el nuevo MiTo. Diseñado para aumentar las ventas, se coloca por debajo del 147, con una imagen dinámica y deportiva destinada a atraer al público joven a la marca de la serpiente.
En 2010, con motivo del centenario de la fundación de la casa, Alfa Romeo hace renacer el mito: el Giulietta, que sustituyó al Alfa 147. Con motivo del centenario también hubo una racionalización de la gama, con la desaparición del GT, Brera y Spider. En 2011 se presentó en el Salón de Ginebra el Alfa Romeo 4C Concept. Un bello coupé marcado por una línea sinuosa y un ligero peso gracias a la utilización de materiales como la fibra de carbono o el aluminio. Este Alfa Romeo 4C comenzó su fabricación en serie a partir de 2013.

Ford Mustang (3

Ford Mustang (3ª Generación 1979-1993)


1986 Ford Mustang GT
1986 Ford Mustang GT
La segunda generación del Mustang (1974-1978), no pasó a la historia gracias a las prestaciones ofrecidas y los modelos de estos años tampoco dejaron una huella demasiado profunda en la memoria de los fanáticos de los automóviles, como sí sucediera con su primera generación. Sin embargo lo hizo como una de las que más se prodigaron en ventas, y esto a pesar de las circunstancias socioeconómicas con las tuvo que convivir.
Precisamente la crisis del petróleo del 73, forzó en su día la remodelación hacia la segunda generación, buscando la eficiencia y la contención del despilfarro de combustible del que en ningún momento tuvo que preocuparse el patriarca de la saga. Con 1978 llegaba la segunda crisis del petróleo, suponiendo una vuelta de tuerca más en las restricciones del crudo y un nuevo aumento de los precios del carburante, que repercutieron en el repunte de la carestía de la vida en términos generales.

El Mustang se queda huérfano

En ese momento, Lee Iacocca -director general de Ford y el padre de la criatura- decidió que era el momento para dar también una nueva vuelta de tuerca a la eficiencia del Mustang y puso en marcha la maquinaria para traer al mundo la tercera generación. La situación delicada de toda la industria automotriz mundial en general, había comenzado a dar lugar a alianzas comerciales como la de la propia Ford con Mazda, adquiriendo el 25% de las acciones del fabricante japonés. De hecho Iacocca, había tomado ejemplo de las empresas europeas del sector, que aunque influidas también por la escalada de los costes del preciado líquido, llevaban un mayor trayecto recorrido en el camino de la eficiencia que la malacostumbrada sociedad americana. El Mustang recibió una gran dosis de esa influencia, virando hacia una concepción europeizada del mito.
1979 Mustang Ghia
Pero Ford era una hoya a presión a nivel interno a las más altas esferas. Las desavenencias entre Iacocca y el propio Henry Ford II no eran una novedad, y tampoco que el heredero del imperio automovilístico llevara años buscando una excusa para deshacerse del hombre milagro de su propia empresa. Las malas lenguas atribuyen esta fijación a un exceso de celo del todopoderoso magnate, cuyo ego se vio eclipsado primeramente por los halagos que recibiera el creador del Mustang y después por los que éste seguía recibiendo al llevar a Ford a una situación económica más que solvente.
Justamente en junio de 1978, los ingresos de Ford establecían un record histórico. Al mismo tiempo, consciente de que no encontraría la excusa que estaba buscando, Henry Ford planteó un ultimátum al consejo de administración del grupo: o Iacocca o él. En julio, Iacocca era despedido.
Pero lejos de tomárselo como una jubilación anticipada, escudriñaba la opción de formar un consorcio de empresas internacionales, retomando los contactos a nivel mundial que cultivó en esta última etapa. Finalmente, aceptaría el reto de levantar la defenestrada Chrysler, convirtiéndose en presidente y director ejecutivo en el mismo momento en el que Chrysler anunciaba unas perdidas trimestrales de 160 millones de dólares, que se sumaban al ya considerable agujero que arrastraba el socio de General Motors. En cinco años Chrysler conseguirá saldar deudas y Lee Iacocca volvía a ser el hombre detrás del nuevo milagro empresarial.
El Mustang quedaba huérfano de padre, pero no antes de que éste pudiera plantar la semilla que dará lugar a la tercera generación del famoso pony car.

Mustang III

El Ford Fairmont había venido a sustituir al Ford Falcon del que tomaba la plataforma el Mustang. El Fox-Body que estrenaran el Ford Fairmont y el Mercury Zephyr de 1978, se convirtió por tanto también en la base para el Mustang de la tercera generación. Pero debido a la reorientación del nuevo modelo, poco tendrá en común con sus primos.
1979_ford_mustang-01
Por influencia de los automóviles europeos y japoneses, el Mustang III reducirá su peso total en casi 100kg respecto a su predecesor. Esto fue posible empleando el plástico de forma masiva y a pesar de haber incrementado ligeramente sus dimensiones en relación a éste.
Una de las soluciones introducidas en este sentido, dio pie a sustituir las tradicionales defensas metálicas exteriores utilizadas hasta ahora, por las defensas integradas en la carrocería que conocemos hoy, siendo una de las primeras veces que se empleaba este recurso en la industria del motor.
1979
Igual que ocurriera en el lanzamiento de la segunda entrega de la saga, la tercera volvía a sembrar discrepancias en su acogida. Mientras la ventas de 1979 lo devolvía a niveles de una década atrás, produciéndose nada más y nada menos que 370.000 unidades, la pérdida de las señas de identidad de sus ancestros le valió las críticas de su público más tradicional. Precisamente el tiempo parece haber dado la razón, visto el éxito de las últimas generaciones, a quienes demandaban una mayor avenencia en la disyuntiva de avanzar hacia los imperativos del mercado de eficiencia y modernidad, o mantener el carácter y personalidad que hizo del Mustang un icono mundial.
1981_ford_mustang_cobra
Las opciones de carrocería seguían siendo el coupé y el hatchback, pero las nuevas especificaciones del Mustang supusieron un cambio importante. Para empezar la suspensión ahora era de tipo McPherson delante y de resortes detrás. En cuanto a las motorizaciones disponibles, como en la segunda generación, el básico era un motor de 4 cilindros en línea que desplazaba 2,3 litros y desarrollaba 88 CV.  También estaba la opción del V6 de 2,8 litros que erogaba 109 CV y un V8 que con 5 litros (302 pc) y 140CV era el tope de la oferta. Además de éstos, el Mustang pasó a montar también un 6 cilindros en línea de 3,3 litros que ofrecía una potencia máxima de 85CV. Como primicia y emulando a los modelos japoneses y europeos, apareció una versión del 4 cilindros y 2,3 litros que incorporaba turbo y llegaba a los 132 CV.
De lo que no se olvidaron, fue de las nomenclaturas con más gancho del Mustang. A la versión con el acabado Standard, la complementaban el lujoso Ghia y el Cobra, que se presentaba con aspecto más juvenil con carrocería hatchback. Eso sí, como versión deportiva, sólo admitía ser acompañado del motor de 2,3 litros turbo o el V8 de 5 litros. Sin embargo, el motor turbo no llegó a cuajar entre los clientes del Mustang, que a la hora de decantarse por las opciones de más prestaciones, lo hacían mayoritariamente hacia el tradicional V8, herencia y testigo de otros tiempos de mayor esplendor.

1979 (Foto Chad Horwedel en flickr)
1979 Mustang “Pace Car”
En el capítulo de versiones especiales y como una de las principales operaciones de marketing que trajo el lanzamiento de la tercera generación, el Mustang volvió a ser “Coche de Paso” de las 500 millas de Indianápolis, derivando en el previsible modelo Mustang “Pace Car” correspondiente, del que se produjeron 10.478 réplicas.
Durante los dos años siguientes, debido al progresivo endurecimiento de las normas en materia de emisiones contaminantes, el rendimiento de la gama de motores se alejaba cada vez más de lo que un día fueron. Así en 1980, el V8 de 5 litros (302 pc) dejaba paso a otro más reducido de 4.2 litros (255 pc) que rendía 119 CV. En compensación la marca ofertó la transmisión automática para los motores atmosféricos de 4 y 6 cilindros en línea, que en esta nueva especificación pasaron a desarrollar 90 y 94 CV respectivamente.
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En 1981, el motor turbo, que nunca llegó a enganchar a los clientes americanos, desaparecía de las opciones del Mustang.  Por su parte, el V8 volvía a perder rendimiento hasta quedarse en los 115 CV, siendo éste, el de menos potencia de cuantos V8 han tenido el privilegio de ocupar el hueco del capó del Mustang en su historia.
Las ventas del Mustang en estos dos ejercicios se redujeron respectivamente a las 270.000 y 182.000 unidades.

Fin de la crisis del petróleo y resurgir de las prestaciones.

En 1982 parecía que lo peor de la tempestad había quedado atrás y Ford optó por devolver al mustang alguno de los rasgos que se habían perdido por el camino en el proceso de su modernización. Solamente un año más tarde de ser retirado, y debido al descontento de los clientes que veían peligrar uno de los últimos rasgos genéticos de la añorada época de los muscle cars, volvía el motor V8 5.0. Esta vez, con el impulso del nuevo ingeniero jefe de la división de compactos y utilitarios de Ford –Neil Ressler-, los carburadores de doble cuerpo eran sustituidos por otros de cuádruple cuerpo, gracias a los cuales la potencia máxima que era capaz de desarrollar ascendía a los 157 CV.

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1982 Ford Mustang GT
Precisamente este motor originó el retorno del modelo GT, 12 años después de desaparecer, sustituyendo al Cobra como opción más deportiva de la gama.
De igual forma volvía el T-Top, resultando el preludio de la vuelta del emblemático Mustang convertible para 1983.
1983_ford_mustang GT T-Top
Además de las versiones comerciales, por encargo inicial de la Patrulla de Carreteras de California, Ford producía el Mustang Special Service Package (SSP), cuya fabricación se mantuvo hasta el fin de la producción de esta tercera generación.
1988 Ford Mustang SSP (California Highway Patrol) foto Jack Snell en flickr
A pesar de las nuevas aportaciones, las ventas del Mustang parecían desmoronarse tras la euforia inicial hasta las 130.000 unidades vendidas de 1982. Parte de la culpa de ello la tenía la tercera generación del Camaro, que veía la luz ese año. El otro gran representante de la era de los muscle cars, que como él seguía vivo, le había tomado la delantera, no sólo en ventas, sino en la carrera por la eficiencia en la que ahora se basaba el juego del mercado. Chevrolet introducía por primera vez en su pony car la inyección directa de combustible, y aunque tampoco quedaban rasgos que los identificaran claramente con el muscle car de los 60, sí supo mantener el atractivo para el público más juvenil del que principalmente ambos se nutrieron.
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Una de las mayores alegrías par los fans del Mustang fue el regreso de la versión convertible. Sin duda este modelo es el que más fielmente encarna el espíritu de libertad del Mustang, que fuera seña de identidad y una de las bases del éxito en sus orígenes.
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Pero además, 1983 también trajo otra leve modificación del motor estrella de la gama. El V8 de 5 litros del GT pasó a ofrecer 165 CV. No es un salto cuantitativo importante en las prestaciones del Mustang, pero dejaba ver las intenciones de recuperar progresivamente algunas de las peculiaridades por las que fue admirado.
Aunque no se podía dar por concluida aún la crisis internacional del petróleo y seguía condicionando las estrategias de negocio de las grandes compañías automovilísticas del mundo, los precios habían iniciado un retroceso significativo y todos parecían estar esperando como agua de mayo que se diera por cerrado este ciclo.
Al menos, la caída en las ventas del Mustang desde el lanzamiento de esta serie, había tocado suelo momentaneamente. En 1983 éstas fueron de 120.000 unidades, repuntando al año siguiente a las 141.000.

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1984 Ford Mustang SVO
El ansia por volver a hacer del Mustang un automóvil de prestaciones quedaba patente en la división deportiva de Ford (Special Vehice Operations), que en 1984 abanderaba dicho cambio y al que siguieron toda una serie de versiones especiales, algunas de ellas bajo la “excusa” del 20 aniversario de la irrupción del Mustang en las calles. Será justamente el Mustang SVO uno de los modelos más valorados de toda esta generación. Éste no contaba sin embargo con motor V8 como habría cabido esperar, sino con un 4 cilindros de 2,3 litros sobrealimentado por turbocompresor que ofrecía 175CV y un par de 210 lb-ft, claramente enfocado a la competición. Además, ofrecía modificaciones sustanciales como la suspensión, cambiaba también su frontal para hacerse más reconocible, recibía un doble alerón trasero y una toma de aire funcional sobre el capó. Ese año salieron de la fábrica 4508 unidades del SVO.
Los motores del mustang fueron capaces de ofrecer progresivamente mayores rendimientos. El V6 de 3.8 litros veía incrementar también su potencia hasta los 120CV.

1984 Mustang GT 350
1984 Mustang GT 350
Una de esas versiones conmemorativas del 20 aniversario es el Mustang GT350, del que se produjeron 5261 unidades. En una fecha tan señalada, escogieron para esta serie limitada uno de los emblemas que más orgulloso había podido lucir el mustang en su historia. El GT 350 que construyó Carroll Shelby sobre la base del Mustang fastback del modelyear del 65, es y será uno de los grandes legados de este icono, y como tal así fue también reconocido por la propia Ford en dicha efeméride. El exterior recibió una pintura Oxford White y el interior iba en Canyon Red.
Aunque la crisis había transformado la industria del automóvil respecto a comienzos de los 70, muchos pensaron que tras una dieta de adelgazamiento de una década, ya se habían ganado el derecho a gula. Así que en 1985 tocaba revisar el tope de prestaciones del Mustang. El V8 de 5 litros volvería a pasar por el banco de pruebas, para salir rindiendo 210 CV. Ford revisó también el motor turbo de la versión SVO, produciendo 439 unidades de esta nueva especificación, en la que el 4 cilindros pasó a desarrollar 205 CV con un par de 240 lb-ft.
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Pero aumentar las cifras del Mustang no era una mera cuestión de marketing. Al mismo tiempo, la suspensión trasera fue reemplazada por una Quadra-Shock, que unida a la reducción de las vibraciones del V8 y en especial a la caja de cambios manual que acompañaba al propulsor, mejoraban notablemente las condiciones de aceleración del Mustang GT 5.0. El público reaccionaba favorablemente y ese año la producción ascendía ligeramente hasta las 156.500 unidades. Éste será el último motor V8 de carburación que monte, pues vistos los avances en el terreno de la inyección de combustible, el Mustang, que había querido ser abanderado de la era de la eficiencia, no podía dejar que otros rivales como el Camaro le tomaran más ventaja.
De esa forma, el líder de la manada dejaba el tradicional V8 de carburación, que había sido la constante en las dos décadas de vida de este pony car. El paso a la inyección electrónica, aunque imprescindible, suscitó nuevas reticencias en sus seguidores, quienes temían por la pérdida de otro de los signos característicos del Mustang. Una vez probadas las condiciones del nuevo motor V8 de 225 CV con inyección multipunto, el ultraje fue perdonado y olvidado y las ventas volvían a subir hasta las 224.400 unidades, recuperando la hegemonía del mercado respecto a su más directa competencia. En Ford se habían tomado su tiempo, pero finalmente el éxito de la inyección multipunto premiaba el resultado, manteniéndose por 10 años en los propulsores del Mustang.

Encrucijada para el futuro del Mustang.

1987 traería modificaciones estéticas en forma de un restyling exterior e interior, aunque por aquel entonces ya se había planeado un cambio de generación en toda regla.
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En la sinergia de la colaboración establecida con anterioridad entre Ford y Mazda, ambos constructores firmaron un acuerdo por el que las plantas de Detroit fabricarían los Mazda 626 y MX6. Aprovechando la circunstancia, pensaron en la opción de cambiar la plataforma Fox del Mustang, adaptando el heredero de los muscle cars a la tracción delantera de la plataforma de la marca japonesa. La estrategia encajaba además a la perfección con las intenciones de la dirección de la empresa de proseguir con la europeización del Mustang. Pero la noticia se filtró y las hordas de seguidores tuvieron que dejar bien claro que “no tolerarían” traspasar esa línea roja, hasta el punto de que Ford decidió dar marcha atrás y no materializar sus intenciones. Este punto de inflexión significó que el Mustang mantuviera sus rasgos más característicos “made in USA”, como el motor V8 o la tracción trasera, y que a la postre consiguiera encontrar ese equilibrio entre el poderoso muscle car de los 60 y el vehículo eficiente que requerían los nuevos tiempos. La idea de reutilizar la base de Mazda para un modelo americano no cayó en saco roto y se reoriento hacia el Ford Probe de 1989.
Parece como si la casa no supiera qué hacer ahora con el Mustang, pues los años que pasarían hasta que apareciese la siguiente generación, serían un lento languidecer del modelo, con contadas excepciones. Con el modelyear del 87, las opciones de motorización quedaron reducidas al pequeño 4 cilindros de 2,3 litros que rendía 88 CV y el 5.0 V8 de 225 CV. En el 88, además, desaparecía la opción de carrocería T-Top.

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1989 Ford Mustang Convertible
Las ventas se sostuvieron en esos años a pesar de la ausencia de “alicientes”. Éstas fueron de 170.000, 211.000 y 210.000 unidades respectivamente en 1987, 88 y 89.
Una de las escasas novedades hasta 1993, fue el emblema del pony salvaje, junto con el distintivo “25 Years”, que recibieron sobre el salpicadero todos los Mustang fabricados entre el 17 de abril de 1989 y el 17 de abril de 1990, conmemorando precisamente los 25 años de existencia de este mito. Por el significado del acontecimiento, a sus fans les supo a muy poco, así que Ford lanzó una edición especial de 2000 unidades, que contaban con la particularidad de estar pintados todos en verde esmeralda con interior de cuero blanco.
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La producción final de esta edición limitada se amplió hasta los 3837 ejemplares debido a su demanda, y el total de 1990 se situó en las 128.000 unidades, iniciando la caída libre que llevará a su sustitución en 1994. Debido al cambio radical de enfoque que sufrió el diseño de la siguiente hornada del Mustang, hubo de volver a empezar de cero, con el consiguiente retraso en todo el proceso. Eso significó que las ventas agonizaran, sin que hubiera una respuesta contundente por parte de la dirección, a pesar de haber aparecido ya durante este año los prototipos conceptuales que van a definir la cuarta generación. Éstos, aún tardarán en estar listos para considerarse dignos sucesores de esta estirpe.

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1990 Ford Mustang Concept
Desde que Lee Iacocca fuera invitado a abandonar la empresa, no parecía que le fuera demasiado bien a su niña bonita, e incluso alguien podía haber pensado que se le podía estar echando de menos en el seno de Ford. El fabricante estadounidense había pasado de anticiparse a los gustos y necesidades de la sociedad americana, a ser corregido en su enfoque por sus propios clientes.

La agonía de la 3ª generación.

Al año siguiente (1991), la única novedad será que el motor de 4 cilindros recibe doble bujía y su potencia aumenta hasta los 105 CV. Pero ya no habría nada que lo salvara en el capítulo de las ventas, que descendían por debajo de las 100.000 unidades (98.737) por primera vez en su historia.
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En un último intento de recuperar el tirón del público, a mediados de 1992 aparecía una nueva serie limitada, que cómo no, era una paquete estético para exterior e interior. Esta vez el color rojo vestía la versión convertible que fue elegida para la serie de 2000 unidades. A pesar de ello sólo se produjeron 79.000 Mustangs.
A las puertas del esperado reemplazo, los únicos que fueron capaces de despertar al Mustang del coma que le habían inducido, fue la renovada división SVO (Special Vehicle Operations), reconvertida ahora a SVT (Special Vehicle Team). En 1993 se volvían a poner en la tarea de crear una versión de altas prestaciones, pariendo el Mustang SVT Cobra. Ellos, en toda esta tercera generación, dieron al Mustang la imagen que más tenía que ver con la del muscle car que fue, dotándole del motor más potente en 20 años. Además del aumento de potencia del V8 5.0 a los 235 CV, e igual que hicieran con la versión SVO Cobra, el SVT también recibía modificaciones en el chasis y suspensión.

1993 SVT Cobra (foto Jim Lynch en flickr)
1993 SVT Cobra
Al final del año, con la cuarta saga a punto de salir de las plantas de producción, el Equipo de Vehículos Especiales construía una serie limitada de 107 ejemplares SVT Cobra R. A éste le despojaron de lo “innecesario” como aire acondicionado, asientos traseros o aislante acústico.
El sabio público volvió a pronunciarse sobre lo que quería que fuese el Mustang y las ventas se animaron para despedir la tercera generación, aumentando a las 114.000 unidades producidas.
Esta tercera generación trajo al Mustang aspectos del rendimiento imprescindibles para sobrevivir en un contexto muy diferente al de sus primeros años. Pero quizás el tránsito fue demasiado prolongado, obligando al Mustang a una penitencia innecesaria, sólo aliviada por el grupo de Vehículos Especiales de Ford.
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Ford Mustang (2

Ford Mustang (2ª generación 1974-1978)


1976 Mustang Cobra II
1976 Mustang Cobra II
Durante 10 años de vida, el Mustang de 1964 había evolucionado hacia su propia versión musculada. Hasta llegar al modelo del 73, se había estirado y ensanchado manteniendo la plataforma original del Falcon, en buena medida para albergar los cada vez mayores motores con los que se armaba.
En el pulso entre Ford y General Motors (GM), las calles se llenaron de Muscle Cars de más de 400 pulgadas cúbicas (pc) de cilindrada, perfectos para sumarse a la moda de quemar rueda.
Pero la crisis del petróleo que irrumpe en 1973, provocaba el aumento drástico del precio del combustible, multiplicándose por cuatro en Estados Unidos en tan solo unos meses y llegando a niveles de restricción y racionamiento similares a los de la Segunda Guerra Mundial.
En un escenario tan hostil, los Muscle Cars tuvieron que volver rápidamente a las trincheras y ceder su sitio a los ejemplares mejor preparados que ellos para acometer un nuevo tiempo en la industria.
Los precios del petróleo subían día a día, a la misma velocidad a la que disminuían las ventas de los modelos más insaciables del preciado líquido. Como una glaciación que arrasa con la vida menos adaptada del planeta, la crisis fulminó de un plumazo toda la generación de esta era y sólo los que supieron adecuarse al nuevo contexto tuvieron una oportunidad de sobrevivir.

1972 S-17919-6 Mustang-II
1972 S-17919-6 Mustang-II
Dodge desistía de su modelo Challenger, una de las bestias de las carreteras americanas de esos años, y reducía al Charger a una mera denominación comercial que poco o nada tenía que ver con el muscle del mismo nombre, convertido ahora en el primo del Chrysler Córdoba lanzado en 1975. La misma suerte que el Challenger sufría el inspirador del grupo, el Pontiac GTO, que desaparecía al final del 74. Otros como Barracuda, Gran Torino, Dodge Dart o Chevrolet Chevelle intentaron aguantar el chaparrón, pero siguieron el mismo camino en poco tiempo, sucumbiendo a la cruda realidad del crudo.
El rival más encarnizado de Ford, ese que vino al mundo queriendo devorar Mustangs, supo mantener el atractivo hacia el público, a pesar de reducir sensiblemente las prestaciones que se ofertaban bajo el capó. Entre el Chevrolet Camaro y su primo el Pontiac Firebird mantuvieron un respetable ritmo de ventas, amortiguando el descalabro que llevó al fin de muchos otros.
La niña bonita de Lee Iacocca supuso en su día un rotundo éxito para el director general de Ford, quien captó a la perfección lo que la sociedad americana quería en un momento determinado de su historia. Pero quedaba patente que en este negocio no valían solamente los méritos del pasado y el Mustang se hallaba ahora en el comienzo de la crisis en la misma tesitura que el resto de los llamados muscle cars.

1970 S-16184-16 Mustang-II concept
1970 S-16184-16 Mustang-II concept
En realidad no exactamente. Igual que su rival Chevrolet en el caso del Corvette, Ford mantuvo muy vivo entre bastidores a su principal motivo de éxito. Los modelos conceptuales que no dejaron de construirse durante el periodo de vida de la primera generación del mustang, sirvieron para dar una respuesta inmediata y contundente al problema acuciante de la escasez de carburante. Pero más importante que la celeridad de la respuesta, era que ésta fuera adecuada a las necesidades actuales de la población y del mercado.

1974 Ford Mustang II

Bajo la premisa imperiosa de la eficiencia, Iacocca reorientó al Mustang en sus dimensiones. Buscó el estándar de los primeros años del modelo, en los que aún era un moderado pony car sin el carácter agresivo que forjaría paulatinamente.

1974 Ford Mustang II Ghia coupe
1974 Ford Mustang II Ghia coupe
Alguna de esas directrices que llevaron al éxito del modelo de 1964, volverán a ser utilizadas y la nueva generación se confirmará en el propósito de ser un automóvil de masas. Pero teniendo en cuenta la coyuntura, dicho objetivo requería moderar costes con más exigencia si cabe.
Una de las opciones que se plantearon fue la de utilizar la base del deportivo Maverik, ya que Iacocca no quería alejarse del concepto de coche juvenil que sería unas de las bases del éxito del Mustang de la primera generación. Sin embargo el Maverik era demasiado pesado para las necesidades de eficiencia que se pretendían cubrir.
La plataforma del Falcon empleada hasta ahora, dejó sitio definitivamente a la del Ford Pinto, que a su vez derivaba del Arizona y reaprovechó la apariencia de alguno de los diseños realizados en torno al Mustang en esos años. El coche fue medio metro más corto que el de 1973 y 222 kg más ligero que éste.

1974 Ford Mustang II Mach 1 hatchback coupe
1974 Ford Mustang II Mach 1 hatchback coupe
Si bien otro de los pilares de las prodigiosas ventas del Mustang fue en su momento la versatilidad, ofertando un amplio catálogo de versiones, carrocerías y motorizaciones, esta vez la sobriedad se impuso como norma. Desapareció de entrada el modelo convertible, quedando solamente a disposición de los clientes las carrocerías coupé (o hadtop) y hatchback.
Pero en lo que más destaca esa sobriedad, es en la poca variedad, y sobre todo escasa contundencia, de los motores ofrecidos con respecto a la primera generación. El motor básico ya no era un V8 y ni si quiera V6, sino un 4 cilindros en línea de 140 pc (2,3 l) que desarrollaba 88 CV. La segunda y última opción de propulsión era un V6 de 171 pc (2,8 l) que empujaba con 105 CV y se montaba en la versión deportiva Mach I, que a su vez se vendía en carrocería hatchback.

1974 Mustang-II hatchback
1974 Mustang-II hatchback
Era de extrañar que no le acompañase ningún motor V8, perdiendo momentáneamente ese sonido característicamente grave que anunciaba a los muscle cars en las calles.
Pero difícilmente podía esperar Iacocca mantener vivio al Mustang a base de ofrecer cada vez menos opciones a sus clientes, y tampoco se podía permitir dejarlo morir. Además de ser su apuesta personal, había representado un activo impagable para la compañía en los últimos años, no sólo por el volumen de ventan que representaba, sino por la imagen internacional que proyectaba para la compañía, gracias a la fama alcanzada por su primera serie.
Ya que los consumidores norteamericanos de vehículos, habían renunciado por necesidad a los potentes modelos de los 60, había que buscar una nueva línea estratégica de negocio.
El director general de Ford, se sacó entonces de la chistera su “little jewel”, apodando así él mismo a esta segunda generación del Mustang. Decidió que debían poner el énfasis en la calidad, el confort y el lujo, dando al nuevo Mustang un nivel de acabado pocas veces visto en los coches estadounidenses. Si anteriormente las versiones estrella eran las que montaban motores más potentes, ahora el tope de la gama lo ponía el Ghia, que disponía del acabado más lujoso.

1974 Mustang-II Ghia
1974 Mustang-II Ghia
Otras novedades mecánicas llegaron de parte de un sistema de dirección de piñón-cremallera y un subchasis sobre el que se montaba el motor, que reducía las vibraciones y por consiguiente el ruido dentro del habitáculo. Este cambio radical de enfoque obligado por las circunstancias, le valió al Mustang el reconocimiento de la prestigiosa publicación Motor Trend, en la forma del galardón Car of the year en 1974.
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Y lo más importante, el público reaccionó con la misma satisfacción, acudiendo de nuevo en masa a los concesionarios para adquirir el Mustang II. A pesar de mantener los precios prácticamente invariables, las ventas se duplicaron respecto al año anterior, llegando a 296.000 unidades. Iacocca volvía a ser un héroe en Ford y terminaba de ganarse la fama de hombre milagro con la que se le identifica en la industria del sector.
Al contrario que la mayoría de sus rivales en las calles, el Mustang se había adaptado a las necesidades satisfactoriamente. A pesar de ello, un cambio tan drástico le supuso contrariar a una parte del club de fans que se fue labrando en su etapa previa y que sólo ha recuperado en postreras generaciones, coincidiendo con una vuelta al estilo más genuino del mito de los 60 y principio de los 70.
La favorable acogida del modelo del 74 y la moderación de la intensidad de la crisis del petróleo, llevan a devolver al Mustang alguna de sus señas de identidad en 1975.

1975 Mustang II 302 V8
1975 Mustang II 302 V8
Al catálogo de motores se añade un V8 de 302 pc, aunque en una dimensión de rendimiento muy distante de los que se montaban tan solo tres o cuatro años atrás. Este V8 rendía 140 CV con 4.949 cc (302pc) empleando una transmisión automática. Este año recibiría un ligero restyling en la parte trasera, pero sin más sobresaltos que alterasen el rumbo sosegado de la segunda generación. Con lo que precisamente muchos seguidores del Mustang no terminaban de estar satisfechos. Las ventas se redujeron una vez pasada la novedad, pero manteniéndose en 200.000 unidades, un nivel importante dada la situación de la industria automovilística.

1976 Ford Mustang II Cobra II

Para intentar contentar a sus clientes más deportivos, Ford lanzaba en 1976 la versión Cobra II, pero que en realidad no dejaba de ser el chocolate del loro, puesto que no era más que un paquete estético sin mayores modificaciones de rendimiento.

1976 Ford Mustang Cobra II
1976 Ford Mustang Cobra II
Incluía spoilers delantero y posterior, una toma de aire no funcional en el capó y bandas racing que emulaban claramente a las veneradas versiones Shelby de la primera generación.
Ford introducía paulatinamente cambios y pequeñas aportaciones en función de los deseos de sus clientes, pero sin llegar en nungún momento a abandonar la política de moderación, a pesar del buen ritmo de ventas.
Y es que la situación política internacional en oriente medio aún distaba mucho de quedar resuelta y de hecho se recrudecerá a partir de 1978 con la denominada segunda crisis del petróleo, provocada por el conflicto Iran-Irak.
También en 1976 estarían disponibles varios paquetes adicionales. El primero denominado Sports Performance Package, acompañaba al motor de 5 litros añadiendo una caja de cambios manual de cuatro velocidades. Novedades sí, pero controladas.

1976 Ford Mustang Shadow
1976 Ford Mustang Shadow
El segundo paquete –All-Black Sports Group– estaba disponible para el Mach I y dio lugar al Mustang Shadow. Además de los componentes estéticos de interior y exterior, incluía suspensión de competición. Y el último, el llamado Stallion, que incluía solamente cambios en el exterior del vehículo.

1976 Mustang Stallion
1976 Mustang Stallion
En 1977 llegaban los primeros retoques significativos en la mecánica del mustang, obligados por la nueva normativa en materia de emisión de gases contaminantes. La potencia del V6 quedó ligeramente reducida a 103 CV y el V8 pasó a entregar 134 CV de potencia máxima. Por el contrario el motor de 4 cilindros incrementó la eficiencia hasta desarrollar 92 CV. La repercusión por tanto en las capacidades de la nueva generación era mínima.
La más importante de esas pequeñas aportaciones era la carrocería T-Top, que partiendo del fastback aparecía en el modelyear de 1977 para contentar a los frustrados amantes del cielo abierto, ya que las recientes normas en seguridad prohibían los modelos convertibles.
Las ventas continuaban firmas en líneas generales. Este año saldrán a la calle 153.000 unidades más.

1977 Ford Mustang T-Top
1977 Ford Mustang T-Top

1978 Ford Mustang II King Cobra

Con el recrudecimiento de la crisis en el 78, ese será el último modelyear de la segunda generación.
Lo más destacable del último año de existencia del Mustang II es la versión King Cobra, que nuevamente, lejos de representar una mejora en el desempeño, se limitaba a proporcionar una estética deportiva.

1978 Ford Mustang King Cobra
1978 Ford Mustang King Cobra
A partir de este momento, Ford utilizará el sistema métrico decimal, siendo el King Cobra de 302 pc (5 litros) el primer modelo en distinguirse por blandir el emblema “5.0”.
4313 King Cobras salieron de las plantas de producción, todos ellos con motor V8.
Con la llegada de la anunciada segunda crisis del petróleo, las circunstancias volvieron a mandar y el Mustang hubo de cambiar, nuevamente. Y nuevamente en Ford reaccionarían con celeridad, presentando la tercera generación de este mito con el modelyear del 79.
La denostada segunda generación del Mustang, cumplió sin embargo un papel fundamental, no sólo manteniéndolo vivo, sino que muy vivo, y además a pesar de las circunstancias que lo contextualizaron.
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Ford Mustang

Ford Mustang (1ª Generación 1964-1973)

1966 Mustang fastfack (Foto por Chad Horwedel en flickr)
1966 Mustang fastfack (Foto por Chad Horwedel en flickr)
Comenzando por el propio nombre del Mustang, inspirado en el emblemático caza P51 Mustang de la Segunda Guerra Mundial y en los Cimarrones salvajes de norteamérica, todo lo que envuelve a este modelo y en especial a su primera generación es parte fundamental de la historia, se mire como se mire.
Hacia la mitad del siglo pasado, muchos fabricantes de automóviles norteamericanos se fijaron en los compactos y ligeros roadsters ingleses de aquella época, que contrastaban en filosofía con los enormes vehículos de su producción. En un intento de trasladar esta nueva oferta al mercado estadounidense, nació una de las sagas, que al igual que el Mustang,  han vencido el paso del tiempo. El deportivo americano por excelencia -el Corvette- hacía aparición en el Motorama Car Show de 1953 y con su éxito reaccionaba el resto de la industria de Detroit. Marcaje, que casi como una tradición mantienen los principales fabricantes en la actualidad, convirtiéndolo en una cuestión casi personal.
1955 Thunderbird vs. 1965 Mustang
1955 Thunderbird vs. 1965 Mustang
El Thunderbird de 1954 fue la respuesta de Ford al deportivo de General Motors (GM) y hasta llegar a la década de los 60 sería también objeto de deseo por parte de la nueva sociedad americana.
Por entonces, un peculiar piloto de carreras procedente de Texas, ganaba al volante de un bólido británico las 24 horas de Le Mans de 1959. Eran Carroll Shelby y el Aston Martin DBR1. Shelby, convertido en héroe nacional, abandona ese año la competición obligado por las dolencias cardiacas que le acompañarán toda su vida, decidiendo convertirse en fabricante de sus propios deportivos.
La trayectoria como piloto de Carroll Shelby estuvo muy ligada a los pequeños roadsters británicos y nadie mejor que él para llevar a cabo la fusión de estos dos conceptos; ligeros deportivos ingleses y potentes motores americanos.

Fraguando la leyenda.

En su primer año fuera de los circuitos y tras probar suerte con la academia de pilotaje que crea en una más de sus múltiples experiencias empresariales, Shelby inicia conversaciones con el constructor europeo AC. En dos años esta colaboración habrá dado como fruto el Shelby/AC Cobra.
1963 Carroll Shelby
El acuerdo de 1960 implicaba encontrar un proveedor de motores, llevando al texano a ponerse en contacto por primera vez con Ford. Ese mismo año precisamente, Lee Iacocca ascendía al cargo de vicepresidente y Director General de Ford y junto al propio Shelby serán los dos nombres propios más determinantes en la historia del Mustang.
En 1961, Iacocca decide poner en marcha un proyecto enfocado devolver a Ford el prestigio que en cierta medida había perdido. El siempre astuto directivo era consciente que la generación que nació después de la guerra en el boom demográfico, estaba a punto de llegar a la mayoría de edad y pronto necesitaría un automóvil. Su intención era triunfar en los mercados, con una estrategia que pasaba por un vehículo polivalente. Éste debía ser en un principio el sustituto al Thunderbird, dado que el biplaza de Ford comenzaba a perder tirón respecto de las nuevas aportaciones del Corvette. Pero la idea de coche “juvenil” no atraía a gran parte de los directivos de Ford, si bien no les quedó otra que ceder ante la evidencia.
El que es considerado padre del Mustang impuso a su equipo preliminar una “sencilla” premisa; debía conquistar a todo tipo de personas tanto por estética, como por rendimiento y precio.
Creó un comité que recibiría el nombre Fairlane, porque era dicho hotel el que albergaba las reuniones de sus miembros. Algunas de las principales premisas que asumirían les pusieron en el camino de un deportivo ligero, de asientos individuales como en Europa y palanca de cambio en el suelo también al estilo del viejo continente.

Ford Mustang I Concept.

La marca presentaba en 1962 la primera aproximación en forma de concept car. El diseño de Gene Bordinat no tendría nada que ver con el definitivo Mustang, en parte porque la liviana estructura estaba pensada para recibir el motor detrás. Imitaba en este aspecto al Chevrolet Corvair, otro competidor inesperado que había irrumpido en escena con notorio éxito.
1962 Ford Mustang 1 Concept
1962 Ford Mustang 1 Concept
El Mustang I Concept era un ejercicio de diseño en forma de roadster biplaza, con motor en posición central trasera. El propulsor era un curioso V4 de 1,5 litros que desarrollaba 109 CV, pero debiendo empujar un peso total de tan sólo 700 kg. A pesar de la buena acogida de público y prensa no pasó a mayores, quizás porque la reputación del Corvair quedó pronto en entredicho. En 1963 el libro de Ralph Nader “Inseguro a cualquier velocidad” se encargaría de terminar de echar por tierra la imagen del Corvair y el trabajo del equipo de Iacocca se centró de nuevo en el automóvil para todos los públicos. Su nombre sí perduró sin embargo. Aprovechando que copó en su momento las portadas de todos los medios especializados, fue un importante reclamo en el siguiente concepto y el definitivo de producción.

For Mustang II Concept

Joe Oros diseñaría en 1963 el segundo concept car que viese la luz con el nombre de Mustang, marcando, ahora sí, las líneas maestras del que se convertirá en futuro inspirador de toda una generación. Oros tomó la base del Ford Falcon, volviendo a la distribución de motor delantero. Para optar a un público más amplio el interior posibilitaba acomodar a cuatro personas. Como homenaje y también como manera de autopromoción, estaba decorado de la misma forma que el primer concept car.
1963 Ford Mustang II Concept
1963 Ford Mustang II Concept
De la misma forma que sucedió con el Corvette, la tormenta de ideas expresadas en prototipos fue casi constante. Otras creaciones conceptuales de la época, entre ellas muchas que no llegaron a mostrarse, inspiraron también la creación final o serán retomadas para futuras versiones.
1963 Cougar Concept
1963 Cougar Concept
Se basaba en un modelo de producción como el Falcon y por tanto el trabajo que restaba hasta hacerlo así mismo un vehículo de serie era menor. De modo que en el 64 ya estaba en las calles a disposición, nunca mejor dicho, de las multitudes.

1964 Ford Mustang

El 9 de marzo de 1964 terminaba el ensamblado en la planta de Dearborn del primer Ford Mustang construido en la historia y el 17 de Abril se presentaba en el New York World’s Fair. Desde aquel mismo momento, no sólo para la marca Ford y ni si quiera para los norteamericanos, sino para los conductores de todo el mundo, pasó a formar parte de la historia del automovilismo.
Actualmente, ese primer Mustang (convertible V8 289 pc) está expuesto en el Museo Henry Ford de Dearborn (Michigan).
Ford Mustang serial-number one
Ford Mustang serial-number one
También ese 17 de abril, además de repetir desfile en los principales escenarios del país, se ponía a la venta en los concesionarios de Estados Unidos. Antes de terminar la jornada se habían registrado 22.000 pedidos agotando las existencias y hasta el final del 64 se venderían 417.000 Mustangs. Las previsiones de Ford que estimaban una demanda de en torno a 100.000, quedaron totalmente desbordadas. La intensa campaña de marketing programada había sido un éxito. A ella contribuirá además que un mes y medio después de su presentación, el Mustang fuera flamante coche de paso de Indianápolis 500.
1964 mustang convertible indy 500 pace car
1964 mustang convertible indy 500 pace car
Hasta el propio agente secreto británico 007 daba fe de la notoriedad del Mustang, debiendo perseguirlo con su Aston Martin DB5 durante una escena de la película “Goldfinger” estrenada ese mismo año.
Esta vez Ford se había anticipado a GM y las alarmas sonaron allí al ritmo en el que crecían las ventas del Mustang. Enseguida Chevrolet comprendió que el Corvair, ya por entonces víctima de una mala reputación, no sería capaz de frenar el empuje de este nuevo semi-deportivo. Así que se pondrían manos a la obra para intentar atajar la sangría.
1965 Mustang vs. Corvair
1965 Mustang vs. Corvair
En la estrategia de conseguir llegar a todos los públicos, el Mustang contaba con dos tipos diferentes de carrocerías (convertible y coupé), tres motorizaciones distintas y un amplio catálogo de opciones personalizables. De este modo podía ser vendido como deportivo, convertible de lujo, o un vehículo económico. Sin duda la estrategia de Lee Iacocca era un éxito, todo americano quería un Mustang.
El motor básico era un V6 de 170 pulgadas cúbicas (pc) o 2.8 litros, que rendía 101 CV. Y a éste le acompañaban dos V8. Uno de 260 pc (4.3 itros) y 164 CV y el más potente de los tres; el 289 pc (4.7 litros) que desarrollaba 210 CV.
Tanto el motor V6 como chasis, transmisión y caja de cambios de tres velocidades provenían del Ford Falcon, con lo que los costes de producción se mantuvieron moderados, posibilitando una política de contención del precio y por ende llegando a un mayor número de clientes en todo el  mundo. El Mustang V6 se vendía por 2368 dólares.
Plasmaron perfectamente las premisas de construir un vehículo ligero, pues el primer Mustang pesaba sólo 1160 kg. Pero dimensiones y peso se verán incrementadas al mismo ritmo que las propias capacidades de los propulsores que irá recibiendo a lo largo de su primera generación.
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Su nombre, que apunto estuvo de no ser Mustang sino Cougar, hacía referencia a los caballos salvajes, dando lugar a un emblema único para este modelo, reconocible hoy en todos los lugares del mundo.
A su vez, como era de esperar en la competitiva industria automovilística norteamericana, pronto fue objeto de imitación (ésta es una de las acepciones de la palabra “clásico”). De esta manera dará origen a un tipo característico de vehículos encasillados bajo el término “pony cars” y del que por su puesto es inspirador como reconoce el propio término.
1967 chevrolet camaro - 1967 ford mustang
1967 chevrolet camaro – 1967 ford mustang
Del mismo modo y aunque realmente no fue el primero (El Pontiac GTO es el pionero y el Dodge Barracuda se lanzó 10 días antes que el Mustang), se puede decir que marcará el camino también a una tendencia más amplia recordada como la era de los Muscle Cars. Esta era cambiará el significado de la palabra ‘prestaciones’. Pero en eso tendrá mucho que ver Carroll Shelby.
Por haber aparecido ya entrado 1964 y dada la costumbre de identificar a los modelos americanos por su ‘modelyear’, muchos consideran que el primero en aparecer fue el Mustang 1964 ½, pero en realidad la casa optó por anticipar el modelo del 65, dándole oficialmente esa denominación hasta 1966. Las razones para marcar esta distinción, son para muchos los cambios que incorporará precisamente en su segundo año de vida.

1965 Carroll Shelby

A raíz de su experiencia con los motores Ford del Cobra, Shelby será reclamado por Lee Iacocca para llevar el Mustang a la competición. Del mismo modo se hará cargo del proyecto GT40, construyendo una de las máquinas de carreras más perfectas de todos los tiempos.
Carroll Shelby le mans 67
Carroll Shelby le mans 67
El Ford GT40 conseguirá 4 victorias consecutivas en Le Mans, entre 1966 y 1969, relegando a los todopoderosos Ferrari para regocijo de Henry Ford.
Los primeros cambios en las motorizaciones del mustang llegaron a finales del 64 para el que se considera oficiosamente modelyear de 1965 o como dirían otros más puristas “late ‘65”. Para empezar, el único V6, que por ello era el menor de la gama, crecía de las 170 pc (2,8 litros) a las 200 pc (3,3 litros) del motor “T-Code” y del mismo modo la potencia máxima que era capaz de generar se incrementaba de los 101 a los 120 CV. El menos potente de los V8 de 260 pc, también era sustituido por otro de mayor capacidad. En concreto el nuevo motor desplazaba 289 pc (4,7 litros) para ofrecer hasta 200 CV en el denominado motor “C-Code”.
Además aparecían otras dos opciones de motorización, ambas eran bloques V8 de 289 pc; el “A-Code” que ofrecía 225 CV y el “K-Code” “Hi-Po” de 271 CV.
1965 Ford Mustang Fastback
1965 Ford Mustang Fastback
Las posibilidades de elección de cara al cliente se multiplicaban, porque la familia adoptaba un nuevo tipo de carrocería. Por primera vez estaba disponible el modelo Fastback, retomando en su concepción uno de los prototipos que se habían sucedido en esos años. Es de destacar la tormenta de conceptos y prototipos del Mustang que principalmente se sucedieron durante los 60, por otra parte de manera análoga a como en GM se prodigaron también los conceptos “XP” del Corvette.
1966 Ford Mustang Mach 1 Concept
1966 Ford Mustang Mach 1 Concept
Otra incorporación será el modelo GT, una opción disponible con todos los estilos de carrocería, que venía con escape doble, un paquete estético propio y un novedoso cuadro de mandos que pasará al resto de la gama en 1966. Podía solicitarse bien con el motor “A-Code” o el “K-Code” de 225 y 271 CV respectivamente. Las opciones de transmisión estaban entre las manuales de 3 o 4 velocidades, o bien la transmisión automática Cruise-O-Matic.
1965 Ford Mustang GT
1965 Ford Mustang GT
Pero aún faltan algunas novedades, no de poco calado precisamente, que llegarán como las mencionadas aportaciones de Carroll Shelby para hacer del Mustang, además, un coche preparado para las carreras. Iacocca confiará en Shelby para transformar el Mustang y a su vez el texano debía seguir las indicaciones del Director General de Ford, para construir un automóvil que sirviera tanto para competir en circuito como para circular por la calle.
El recientemente nombrado “regente” del grupo Ford y un criador de pollos venido a constructor, pretendiendo desarrollar un vehículo de altas prestaciones a partir de la base de un modelo para multitudes. Dicho así parece que no deberían haber tenido demasiado éxito, pero en tan corto espacio de tiempo ambos habían atesorado capacidades suficientes para eso y más. Iacocca creando un modelo que rompía records mundiales en ventas y Shelby algo debía haber aprendido de los GT, porque con el Cobra Daytona ganaría precisamente en 1965 el Campeonato del Mundo de la categoría Gran Turismo …pero eso es hacer trampa porque aún estaba por llegar, igual que las 4 victorias en LeMans del GT40.
Carroll Shelby presentó el 27 de Enero de 1965 la primera de estas aportaciones. Sobre una carrocería fastback, colocó un V8 289 pc “Hi-Po” que hizo que rindiera 306 CV. Lo despojó de los asientos traseros y después de modificaciones profundas para hacerlo más rápido lo llamaron Shelby GT 350 “Street”.
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De ahí derivó el coche que llegaría a los circuitos, el GT 350 R. Sólo un mes más tarde, conseguía su primer triunfo en competición en Green Valley, Texas. ¿Alguien puede sorprenderse?
Se produjeron 562 unidades en el 65, pero 36 de ellas eran “un poco especiales” y su destino fue las pistas. Los Shelby GT 350 R dominaron a los Corvette, Jaguar E-Type y resto de coches de la clase B de Producción del Campeonato Sports Car Club of America (SCCA) durante 1965, 66 y 67.
Durante este año se pusieron en la calle un total de 559.000 Mustangs más. De ellos 93.000 convertibles, 409.000 cupés y 77.000 fastbacks.
En 1966, dos años después de su lanzamiento, las ventas del Mustang alcanzaban el millón de unidades. Un dato sangrante para la competencia, que había puesto ya a funcionar las máquinas a pleno rendimiento para dar una repuesta adecuada. Chevrolet se volcó en el proyecto que terminaría llamándose Camaro, Dodge con el Charger, Plymouth, Mercury, Pontiac y en general cada una de las divisiones de uno y otro “bando” harían lo propio. El Charger se lanzaba este mismo año y unos meses más tarde aparecerá el rival más “encarnizado” en el segmento de los pony cars. Un animal “que gustaba de devorar Mustangs”, o al menos así rezaría el eslogan del Camaro en su presentación.
Para celebrar ese primer millón de unidades construidas, Ford lanzó una versión V6 Sprint 200, con diferencias únicamente estéticas.
Como parte de la campaña de marketing que brillantemente acompañó el éxito del Mustang, también aprovecharon el acontecimiento para subir por piezas un modelo convertible hasta la planta 86 del Empire State Building en Nueva York, escenificando la hazaña de ser el primero en subir tan alto.
1966 Ford Mustang Empire State
1966 Ford Mustang Empire State
Las novedades más notables respecto del año anterior vinieron de la mano de Shelby.  El GT 350 tomó ejemplo del pragmatismo del resto de la gama para incorporar asientos traseros opcionales y habilitar unas ventanillas traseras que sirvieran de eso. Shelby construyó también cuatro GT 350 en versión convertible en 1966, suponiendo una auténtica rareza y por tanto un codiciado objeto de coleccionista.
En los 80 se produjo una nueva serie de otras 12 unidades oficiales con entrada en el registro Shelby que completaban la serie de 1966. Una última unidad se construyó en 1990 y aunque esta vez no tuvo la oficialidad de los anteriores, parece que al menos sí contaba con la validación del propio Carroll Shelby que posó junto a él en alguna ocasión.
Además el genio de sombrero tejano, desarrolló otro motor V8, partiendo del ya probado de 289 pc. Esta vez incorporó un sobrealimentador, con lo que la potencia del Mustang GT 350S que lo montaba llegaba a la más que respetable cifra de 390 CV en 1966. Sólo 11 unidades de esta limitadísima serie se construyeron.
En total este año salieron a la calle 2388 ejemplares del GT 350. De ellos, 1001 correspondieron a un pedido de la empresa de alquiler de vehículos Hertz, dando pie a la serie GT 350 H.
La compañía de alquiler de vehículos daba la posibilidad de llevarselos a la pista por un fin de semana a aquellos que no podía adquirir un modelo tan particular, pero que deseaban probarlo al volante.
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Al margen de los modelos Shelby, las ventas del Mustang subían y subían. Los coupes seguían suponiendo el mayor volumen con 500 mil pedidos solamente en el ejercicio de 1966. Otros 72.000 Mustang convertibles y 35.000 Fastbacks completaban la producción.
La Mustangmania traspasaba fronteras y se transformaba casi en fenómeno social.

1967 La Créme de la Creme

La primera generación del Mustang recibirá un “restyling” importante para toda la gama en 1967, pero que lejos de ser una mejora estética tiene otro fundamental propósito, que es recuperar la hegemonía en los circuitos. Las nuevas aspiraciones de Ford y Shelby ponían el foco en la competición, con la aparición estelar en las pistas en 1965 del GT 350. Pero no cabía esperar que Chevrolet no reaccionase y lo haría con el Camaro a mediados del 66, matando de esta forma dos pájaros de un tiro. Por un lado conseguía poner contra las cuerdas a Ford en la competición y por otro colocaba en los concesionarios un nuevo pony car, que a partir de ahora rivalizará en ventas con el que parecía destinado a convertirse en el coche americano por excelencia.
1967 Mustang GT (por FurLined)
1967 Mustang GT (Foto FurLined)
Mientras el Camaro venía preparado y había nacido ya con aspiraciones de muscle car, el Mustang se quedaba corto de dimensiones para recibir los enormes motores que empezaban a triunfar en las calles. Así que del taller de Carroll Shelby saldría el GT 500, para proseguir con la escalada de prestaciones que sólo parará con la crisis del petróleo de 1973. Del mismo modo y siguiendo los pasos del nuevo macho alfa de la manada, el resto de la gama del Mustang ensanchará las medidas de la plataforma del Falcon en la que se asentaba toda esta generación, preparándose así para lo que está por llegar.
El GT 500 montaba un motor de 428 pc (7 litros) que ofrecía hasta 355 CV, uniéndose al catálogo de motores de ese año junto a un nuevo V8 de 390 pc (6,4 litros) y 320 CV.
Carroll Shelby quiso además ir más allá incluso.,Montó sobre un GT 500 un bloque grande de 427 pc y 520 CV de potencia, aunque los rumores dicen que sobrepasaba con creces ese guarismo. Se proponía construir una tirada de 50 unidades del que llamó “Super Snake”, pero el excesivo coste de su producción lo hizo totalmente inviable. Así que el primer y único ejemplar fabricado no tendría continuidad y hoy es quizás el Mustang más especiale de los millones que han podido existir en estos casi 50 años.
1967 Ford Shelby Mustang GT350 Fastback (por Jack Snell)
1967 Ford Shelby Mustang GT350 Fastback (Foto Jack Snell en flickr)
Las diferencias estéticas que provocaron todos estos cambios afectaron a los tres tipos diferentes de carrocería. Añadieron además tomas de aire, algunas más estéticas que funcionales. Otros cambios menores serán los grupos ópticos traseros separados y una parrilla más grande. Con todo, el resultado fue una imagen más agresiva, contribuyendo a que para muchos, los Mustang de 1967 sean los más admirados de cuantos se han sucedido hasta nuestro tiempo.
A partir de este modelyear también se ofrecerá la versión GTA, que era un GT con transmisión automática y motor a elegir, entre el 289 pc de 271 CV o el 390 pc de 320 CV.
Durante 1967 saldrían de los concesionarios 44 mil Mustangs convertibles, 71 mil Fastbacks y 356 mil coupes, dejándose notar la irrupción del Camaro en los mercados con 220 mil ventas en ese mismo año.
1968 Mustang (por Nathan Bittinger)
1968 Mustang (Foto Nathan Bittinger)
1968 no traería cambios sustanciales. Uno de los pocos sería la sustitución del motor “Hi-Po” que usaba el GT 350 por un nuevo V8 de 302 pc (5 litros) de 230 CV. Pero el más notorio será un motor 428 Cobra Jet V8 de 335 CV que Shelby introducía en abril para su GT 500. Este modelo tomó el nombre “King of the Road” (KR). El bloque Cobra Jet podía combinarse con una transmisión manual de 4 velocidades u otra automática de 6.
Los coleccionistas estarían también de enhorabuena, porque en la costa oeste se venderían 251 unidades de la variante Mustang GT/CS (GT/California Special). Era básicamente un coupé GT con aspiraciones de Shelby.
Entre las modificaciones más banales se pueden mencionar los cambios en el diseño de las tomas de aire o cinturones de seguridad de serie.
Las ventas del 68 se contrajeron hasta las 317 mil unidades totales, al tiempo que su oponente, el Camaro, ganaba adeptos produciendo 235 mil ejemplares. Los Muscle Cars estaban en pleno apogeo y salían competidores de debajo de las piedras, pero el Mustang seguía siendo mucho Mustang y mantenía su liderazgo. Esta rivalidad llegaba hasta la gran pantalla en uno de los clásicos de hoy y de siempre del cine. Steve McQueen, “Bullit”, conducía un Ford Mustang GT Fastback 390 por las calles de San Francisco, protagonizando junto a un Dodge Charger R/T -uno de sus rivales reales en las calles- una de las mejores persecuciones de la historia del celuloide.
1968 ford mustang 390 gt and 1968 dodge charger in bullitt
1968 ford mustang 390 gt and 1968 dodge charger en “Bullit”

1969 Más motor, más tamaño.

De nuevo en el 69 aparecían modificaciones importantes, tanto en el aspecto como en la mecánica del Mustang. Poco a poco, como queda claro, las dimensiones del primer pony car iban creciendo. Apenas aumentaba media pulgada respecto a su anchura y la batalla quedaba invariable, pero sin embargo será 4 pulgadas más largo, pronunciando aún más la longitud del morro. Éste recibía también otras alteraciones, como una pareja de faros adicionales enclavados dentro de la parrilla frontal, pero a ambos extremos de la misma.
Carroll Shelby decidió entonces que su apellido desapareciera de sus modelos, perdiendo también la batuta de su diseño. Los Shelby, manteniendo su singularidad, tomaron un nuevo diseño de nariz que parecía alargarla incluso más. Las tomas de aire del lateral del morro, plenamente funcionales, ayudaban a la refrigeración de los frenos.
1969 shelby gt 500
1969 shelby gt 500
También la carrocería fastback sufre alteraciones. De hecho desaparece oficialmente para dar mayor longitud al techo,  pasándose a denominar “SportsRoof”. Para sus legiones de fans seguiría siendo el Fastback.
En cuanto a la mecánica, este ejercicio hubo muchas y variadas aportaciones, que principalmente aumentaban el catálogo de motorizaciones disponibles de ese año.
El Ford GT40 alcanzaría en unos meses su cuarto Le Mans consecutivo, pero una multinacional como Ford era capaz de abarcar todos los palos con la misma intensidad y dedicación de recursos. En la parte que le tocaba, también de la mano de Carroll Shelby, el Mustang había irrumpido en los circuitos de medio mundo. Será pensando precisamente en las competiciones americanas de Trans-Am y NASCAR, que se desarrollen dos nuevos motores para ambas categorías; un propulsor Boss 302 pc (5 litros) con 290 CV para la Trans-Am y otro Boss 429 (7 iltros) que declaraba 375 CV antes de pasar a las manos de los preparadores de Ford para la NASCAR.
1969 Mustang Boss 302 Trans-Am
1969 Mustang Boss 302 Trans-Am
Para las pistas de dragsters llegaba otra variante del potente propulsor Cobra Jet. Ésta incorporaba radiador de aceite y relaciones de transmisión específicas y junto a otras modificaciones se podían solicitar como “Drag Pack”.
La lista completa de motores de 1969 era:
  • V6 202 pc (3,3 litros) 115 CV
  • V6 250 pc (4 litros) 155 CV
  • V8 302 pc (5 litros) 220 CV
  • V8 Boss 302 pc (5 litros) 290 CV
  • V8 351 pc (5,7 litros) (carburador de 2 gargantas) 250 CV (“Windsor”)
  • V8 351 pc (5,7 litros) (carburador de 4 gargantas) 290 CV (“Windsor”)
  • V8 390 pc (6,4 ltros) 320 CV
  • V8 428 pc Cobra Jet (CJ) / Super Cobra Jet (SCJ) (7 litros) 335 CV
  • V8 Boss 429 pc (7 litros) 375 CV
A este despliegue de opciones de Ford, destinado a satisfacer la máxima de “un corcel para cada necesidad”, hay que sumar los modelos Mach 1 y Grandé. El primero era básicamente un GT Fastback, el eslabón perdido entre los Boss y los modelos Shelby de este año. Disponía de motorizaciones de 351 pc, 390 pc o Cobra Jet/Super Cobra Jet, que desarrollaban potencias de 250, 290, 320 y 335 CV.
El Grandé era una variante de lujo, pensando, cómo no, en los clientes más selectos. La suspensión del Grandé era más suave que la del resto y disponía de techo de vinilo.
Por su parte los Shelby montaban los 351 de 290 CV y 428 Cobra Jet de 335 CV.
El Mustang seguía a la cabeza en ventas durante este año, produciéndose más de 302 mil unidades. Al otro lado del ring, el Camaro no llegaba a las 200 mil y en Chevrolet decidirán que es tiempo para que deje paso a su segunda generación. Lo que es muy diferente a tirar la toalla.
1969 Shelby GT 500 SportsRoof
1969 Shelby GT 500 SportsRoof
En una nueva remodelación del frontal para el modelyear de 1970, el Mustang perdía los dobles faros, quedándose únicamente con los del interior de la parrilla. Sustituía los exteriores por tomas de aire que debían contribuir al enfriamiento de los frenos de forma similar al diseño de los Shelby.
Otra novedad será la toma del capó “Shaker”, que será opción para todos los motores desde el de 351 pulgadas cúbicas en adelante.
Lamentablemente éste es el año del fin de los modelos Shelby, que desaparecían del catálogo el año anterior. De hecho en 1970 solamente se venden las últimas 789 unidades en stock.
Pero ya Carroll Shelby había instado a Ford a eliminar su nombre de las versiones Shelby y desde entonces las ventas de éstas parecían haberse resentido.
Además de las series especiales Twister y Sidewinder, es de destacar el Mustang Boss 429 Lawman de 1970, del que se construyeron tan solo 2 unidades. Fue concebido para realizar una gira en honor a las tropas estadounidenses y se retocó el motor Boss hasta los 1200 CV. En la actualidad sobrevive uno de los dos fabricados.
Por entonces los Muscle Cars corrían desbocados por las calles y la competencia era feroz. Barracuda,  Charger, Challenger, Chevelle, GTO, Nova, Firebird y muchos más se sumaban a la moda de ofrecer prestaciones a relativamente bajo coste. El reparto de la tarta tocaba por tanto a menos y las ventas del Mustang seguían disminuyendo hasta un total de 198 mil. Y lo más preocupante, es que la segunda generación del Camaro, presentado a mitad de año, se había vendido a un mayor ritmo durante el tiempo que estuvo disponible, llegando a 124 mil en medio año.

1971 Fin de ciclo

Presionados por la competencia, los chicos de Ford dieron otra vuelta de tuerca al Mustang de primera generación. Para 1971 habría más cambios, empezando por un nuevo frontal que desechaba las tomas de ventilación para los frenos y volvía a colocar los faros en los extremos de la carrocería. El Boss de este año, luce además una parrilla de panal distintiva del resto de la serie.
1971 Ford Mustang Mach I
Arrastrado por el mercado, el Mustang aumentaba de nuevo tanto en anchura como en longitud, siendo el de éste año el de mayor tamaño y peso de toda la primera generación (30 cm y 275 kg más que el de 1964).
Pero al contrario que sus dimensiones, la gama Mustang de este año mengua con relación a los anteriores. Desaparecen de entrada el motor V6 de 202 pc y a los dos motores Boss los sustituye el 351 Cleveland para la nueva versión Boss de 330 CV.
Las necesidades mandaban y la caída de ventas hasta las 151 mil unidades, hace imposible mantener la ostentación de 11 combinaciones diferentes de motor-transmisión, de las que alardeaba el Mustang de 1969.
Ese año el propio 007 se sumaba a pilotar un Mach 1 en la película “Diamantes para la eternidad”.
Sin saberlo, eran los últimos coletazos de una raza diferente. La que derrochaba potencia despreocupado de las consecuencias del día después. 1972 significa el principio del fin del dulce sueño de los Muscle Cars y el primer shock al enfrentarse a la cruda realidad.
El gobierno americano establecía una nueva normativa restrictiva en materia de emisiones de partículas contaminantes. La consecuencia inmediata será la pérdida de potencia de los motores supervivientes en ese momento y por tanto un duro baño de realidad, no sólo para el Mustang, sino para el resto de Muscles del momento.
1972 Ford Mustang
1972 Ford Mustang
La base de la gama de motores era ahora el V6 de 250 pc de 98 CV, que pronto desaparecerá del mapa de opciones. El Mach 1 estaba disponible con 2 rangos de motores; un “F-Code” V8 de 302 pc con 140 CV y diferentes variantes del V8 de 351 pc (“H-Code” 177CV, “Q-Code” 266 CV y “R-Code” 275 CV).
1972 Ford Mustang Mach I
1972 Ford Mustang Mach I
Era obvio que el Mustang no atravesaba por su momento de mayor esplendor y que no eran tiempos de alardes. El único momento en el que parecieron saltarse el guión antes de cerrar el episodio de la primera generación de este icono, fue en el lanzamiento del modelo Sprint con motivo de las olimpiadas de Munich. La decoración de colorido primaveral de interior y exterior era su único rasgo propio y la marca lo publicitó con el eslogan “Pon un poco de primavera en tu vida”.
El Mustang seguía reculando en ventas hasta las 125 mil de aquel año, pero ahora ya no era producto de la acción directa de sus competidores restándole cuota de mercado. El Camaro no llegaba a las 70 mil unidades producidas, aunque afectado también por la huelga de la UAW. El hecho era que los Muscle Cars cada vez eran menos atrayentes de cara al ciudadano medio. La mengua de capacidades de todos los modelos americanos debido a las exigentes normas gubernamentales, supuso un duro golpe para los que como ellos se ganaban la vida “yendo de gallitos”. Y factores adicionales como el alza de las cuotas de las aseguradoras, a las que habían tratado de burlar durante años, contribuían también a que se produjera un retroceso importante de este singular segmento de vehículos.
1973 Ford Mustang
1973 Ford Mustang Mach 1
Pero la puntilla definitiva llegó en 1973 con la Primera Crisis del Petróleo. Lo peor que le podía suceder a una garganta profunda insaciable de gasolina, con motores de carburación de 7 litros, es que el precio del barril de petróleo se multiplicase casi por 4 de la noche a la mañana (por diez en una década). Se había empezado a hacer patente el desgaste del Mustang y los principios que lo llevaron a ocupar una parte muy importante del corazón de América no parecían ya válidos en los nuevos tiempos. Después de 9 años de rotundos éxitos de ventas, en las pistas e incluso en la calle, era necesaria una readaptación al medio, lo que pasaba por la remodelación completa.
El Mustang volverá incluso a retomar un buen ritmo de ventas a costa de una dosis de discrección, pero esta generación nunca será olvidada. Con el nuevo siglo Ford retomará la esencia de la primera generación en un renacido Mustang.
1969 Boss 429  y 2013 RS3
1969 Boss 429 y 2013 RS3
De la misma forma que en los 60, su éxito volverá a despertar al resto de gigantes de la industria norteamericana, para seguirle una vez más con un actualizado “espíritu juvenil”.